¿Qué es lo que puede hacer que amemos u odiemos nuestro trabajo? Además de dedicarnos a algo que nos guste, existen una serie de pequeños detalles que pueden suponer un cambio muy grande en nuestro día a día. Conectar con el sentido final de nuestras labores diarias y los grandes objetivos de la empresa, pensar que tenemos un puesto de trabajo relevante dentro de nuestra organización y asociar emociones positivas a nuestro día a día, son los factores claves que determinarán nuestra respuesta ante la pregunta, ¿te gusta tu trabajo?
Activar esta serie de vínculos y conexiones puede lograrse de distintas maneras. Crear un sentimiento de grupo en la plantilla y conseguir que el trabajo en equipo sea fluido y no una pesadilla es crucial. Tener la sensación de que se forma parte de un gran proyecto es en la gran mayoría de las ocasiones más importante que obsequiar a la plantilla con pequeñas comodidades, como café, té y desayuno gratuito o colocar un futbolín en uno de los pasillos.
El espacio para la creatividad y el desarrollo y la evolución profesional de los empleados es un valor intangible que pesa más de lo que pensamos. Tiempo para pensar, buscar inspiración y dar forma a nuevas ideas harán de nosotros unos profesionales orgullosos de nuestro propio trabajo, una sensación que, inevitablemente, se convertirá en pasaporte directo a nuestra felicidad. Y tú, ¿cómo consigues mantener la ilusión por tu trabajo?