Estudios superiores, experiencia profesional, idiomas, conocimientos técnicos… Nuestro currículum vitae refleja todo lo relativo a nuestra trayectoria laboral, incluyendo formación y práctica. Pero ya no es lo único que se valora por parte de las empresas, que abordan los puestos de trabajo con una nueva filosofía.
Los departamentos de Recursos Humanos están empeñados en encontrar profesionales, que, además de saber desarrollar sus tareas laborales a la perfección, sean capaces de aportar un valor añadido dentro de la empresa. Como profesionales, existen ciertas habilidades que podemos trabajar y potenciar para aumentar nuestro valor en el mercado laboral y cumplir con las expectativas actuales de las compañías.
- Compromiso. Un trabajador comprometido e implicado con los proyectos y objetivos últimos de la empresa es un trabajador doblemente productivo. Ahora bien, si un empleado está intelectual y emocionalmente implicado con su trabajo, es porque también hay un trabajo por parte de la propia compañía, para que este se sienta orgulloso de su empleo y esté satisfecho no sólo por sus condiciones económicas. ¿Has oído hablar del salario emocional?
- Capacidad para trabajar en equipo. Atrás quedaron los tiempos en los que un empleado debía ser resolutivo al 100% y de manera autónoma. Un equipo de trabajo suma las fortalezas y especalidades de cada uno de los individuos que lo componen. Saber adaptarse a distintos tiempos y caracteres es fundamental para que los proyectos concretos salgan adelante.
- Actitud Positiva. Una actitud optimista – lo que no siginifica que tenga que dejar de ser realista – sienta las bases para que los procesos de resolución de tareas fluyan con agilidad. Además, cada vez se valora más trabajar en un ambiente desenfadado y alegre, que no está reñido con la seriedad a la hora de ejecutar nuestras funciones.
- Aprendizaje constante. El desarrollo permanente de las nuevas tecnologías afecta a prácticamente todos los sectores, que actualizan los softwares de sus herramientas de trabajo con relativa frecuencia. Estar dispuesto a renovarse y a aprender cosas nuevas es fundamental. ¿Tienes ganas de aprender?
- Proactividad. Poder tomar nuestras propias decisiones de manera autónoma y efectiva se valora cada vez mejor, porque está relacionado directamente con la productividad y con que los flujos de trabajo se resuelvan a buen ritmo. Ser capaz de analizar situaciones y proponer soluciones y nuevas maneras de tratarlas puede ser clave a la hora de mejorar el rendimiento de la empresa.